En el corazón de la región de Puerto Gaitán, departamento del Meta, Colombia, donde las oportunidades se entrelazan con la necesidad de prosperidad y desarrollo, nació un sueño. Un sueño acariciado por el empresario local Fernando Agudelo, quien miró más allá de las fronteras de su empresa. Con la visión de generar cambios y mejores oportunidades para las comunidades desde la base del trabajo y la solidaridad, Agudelo plantó la semilla de lo que se convertiría en la Fundación Unidos por el Bienestar (UPEB).
En los primeros pasos hacia la realización de este sueño, surgió un aliado fundamental: Germán Guerrero, un líder comunitario cuyo compromiso con su gente era palpable en cada acción que emprendía. Guerrero compartía la visión de Agudelo y se convirtió en un pilar en la creación de la fundación. Su capacidad para tejer redes y establecer alianzas es vital para proyectar el bienestar en toda la región.
Sin embargo, un sueño tan ambicioso requería más que la visión de dos hombres. Se necesitaba el impulso de otros líderes comprometidos y la energía de quienes creían en el poder transformador de la colaboración. Es así como se unió Julio Daza, un empresario local con una perspectiva estratégica única. Daza aportó nuevas ideas y presentó la posibilidad de incorporar a otros empresarios estratégicos al proyecto. Su visión pragmática es un catalizador para el crecimiento y la expansión de la fundación.